¡Burlarse de su clítoris!
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Mmmm ... te haré sentir bien en poco tiempo, cariño ...
Ves lo necesitada que está ... Sin mucha vacilación, decides tomar el control de la acción. Colocas las tiernas yemas de tus dedos justo en su dulce botón y comienzas a frotar. Unos segundos después, ella está gimiendo y lloriqueando en tus brazos mientras continúas la extenuante pero satisfactoria tarea de acercarla cada vez más al borde.