Usa su rostro como asiento
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Oooh, eres mía ahora ... ¡Alégrate de que te dejo estar debajo de mi coño!
Un empujón firme lo envía a la mesa cercana, lo tomas por sorpresa y gateando te colocas encima de él. Solo te toma un momento encontrar el equilibrio y colocar esos labios húmedos sobre su rostro. Lo honras al dejar que te pruebe.